¡Alma humana!
Tú vives en las extremidades
que por el mundo del espacio
al mar del ser espiritual te llevan:
Practica la recordación del espíritu
en lo profundo del alma,
donde, en el obrar
del ser creador de los mundos,
nace
el propio yo
en el yo de Dios;
y vivirás verdaderamente
en el ser cósmico del hombre.
Pues obra el Espíritu Padre de las alturas.
Generando ser en las profundidades del cosmos.
Serafines, Querubines, Tronos,
haced resonar desde las alturas
lo que eco encuentra en las profundidades.
Esto dice:
Ex Deo nascimur.
Oyen esto los espíritus elementales
al Este, Oeste, Norte, Sur:
que lo oigan los hombres.
¡Alma humana!
Tú vives en la pulsación del corazón y del pulmón,
que a través del ritmo del tiempo
al sentir del propio ser anímico te conduce:
Practica la contemplación del espíritu
en el equilibrio del alma,
donde las fluctuantes
acciones del devenir cósmico
unen
el propio yo
al yo cósmico;
y sentirás verdaderamente
en el actuar del alma humana.
Pues obra en derredor la voluntad de Cristo
confiriendo gracia a las almas en los ritmos cósmicos.
Kyriotetes, Dynamis, Exusiai,
haced que desde el oriente se encienda
lo que por el occidente se forma;
esto dice:
in Cristo morimur.
Oyen esto los espíritus elementales
al Este, Oeste, Norte, Sur;
que lo oigan los hombres.
¡Alma humana!
Tú vives en la calma de la cabeza,
que desde los fundamentos eternos
los pensamientos cósmicos te transmite:
Practica la visión del espíritu
en la calma del pensar
donde los eternos fines de los dioses
otorgan
luz del ser cósmico
al propio yo
para su libre voluntad:
y pensarás verdaderamente
en lo profundo del espíritu humano.
Pues los pensamientos cósmicos del espíritu,
implorando luz, obran en el ser cósmico.
Archai, Arcangeloi, Angeloi,
permitid que desde las profundidades los ruegos
en las alturas sean oídos.
Esto dice:
Per spiritum sanctum reviviscimus.
Oyen esto los espíritus elementales
al Este, Oeste, Norte, Sur;
que lo oigan los hombres.